Celibato involuntario, un problema social
En pleno siglo XXI, las personas que deciden entrar en la Iglesia Católica como curas, sacerdotes o monjas deben seguir realizando un voto de castidad y celibato. Es, para muchos, una de las partes más complicadas de su entrega a Dios. Y es que la mayoría de nosotros, por formar parte de nuestra propia especie, estamos programados para procrear y expandir nuestra genética. La sociedad ha virado muchos esos instintos sexuales, por supuesto, y hoy por hoy no nos comportamos como animales a la hora de entregarnos al placer. Pero es cierto que en muchas otras ramas del cristianismo, como el protestantismo, el celibato quedó abolido hace mucho tiempo. De hecho, los pastores anglicanos, por ejemplo, defienden que es mucho más fácil entender los problemas de las familias cuando se tiene una. Si has criado a un hijo y tienes pareja con sus problemas y malas rachas, como cualquier matrimonio, estarás mejor preparado para ayudar y aconsejar a los demás.
El celibato puede ser consentido motu proprio, como una elección que hacemos en la vida. Muchos jóvenes cristianos siguen salvaguardando su virginidad hasta el matrimonio, algo que es cada vez más complicado, por la sociedad en la que vivimos. Está claro que el sexo está cada vez más normalizado, no solo en las relaciones, sino también en la propia cultura popular, en nuestro día a día. Los jóvenes, además, tienen un acceso cada vez más sencillo a la pornografía, o a la propia información sexual, a través de Internet. Un acceso demasiado temprano que puede llegar a provocar problemas de disociación a la hora de entender cómo funcionan las relaciones sexuales en la vida real. Estar rodeados de estímulos sexuales pero no poder disfrutar de ellos puede llegar a ser tremendamente frustrante, especialmente para aquellos hombres que tienen dificultades para encontrar parejas sexuales. Su propia virilidad se pone en entredicho, y terminan generando una rabia que puede explotar en cualquier momento. Se les conoce como incels, y últimamente están inundando Internet de manera peligrosa con teorías y conspiraciones que son utilizadas también por ciertos sectores políticos para azuzar viejos demonios.