El deseo sexual es una emoción que surge dentro de nosotros y que nos hace volvernos locos de pura lujuria. En muchos casos, ese deseo puede ser compartido y provocado por algo bastante común, pero existen también determinadas filias sexuales que son bastante curiosas, y que nos harán pensar que algunos no están muy bien de la cabeza. Pero nada más lejos de la realidad, porque al final es solo otra forma de demostrar su deseo.
Disfrutar del sexo y encender esa mecha para gozar de verdad es lo que importa, y cada cual lo consigue a su manera. Las fantasías de muchos suelen coincidir en la mayoría de casos, como en hacer un trío, hacerlo en la playa, jugar a roles en la cama, probar posturas del kamasutra… Pero hay otras filias algo menos comunes que también existen y que puede que afecten incluso a personas que tú tienes muy cerca.
Dendrofilia
Se denomina así a la gente que siente excitación al contacto con árboles y plantas, utilizándolos por ejemplo en sus relaciones sexuales para obtener mayor placer. Es una filia bastante más común de lo que parece y tuvo mucho auge en décadas pasadas, relacionándose incluso con el auge del ecologimos y el movimiento hippie, aunque realmente no tiene mucho que ver con eso, porque se puede defender un árbol sin sentir deseo al entrar en contacto con él.
Dacrifilia
Hay filias que bordean la fina línea entre el deseo sexual y el placer morboso y prohibido, como la dacrilagnia o dacrifilia, que tiene que ver con la excitación en base a las lágrimas y el llanto de otra persona. ¿Te imaginas excitarte en un funeral, por ejemplo, donde todo el mundo está llorando? Es algo que casi siempre se da en los varones y tiene que ver con una extraña sensación de deseo, que no tiene por qué relacionarse directamente con un llanto de terror, miedo o dolor.
Ligofilia
La ligofilia no tiene tanto que ver con el sexo en sí, sino con una preferencia más bien cultural, la de estar más a gusto en lugares oscuros y lúgubres. Muy común en la cultura gótica, ese deseo por lo oscuro, por lo tétrico y lo misterioso también puede ser llevado al sexo, por supuesto, disfrutando mucho más del placer en un lugar de este tipo. El deseo de un ligófilo se enardece con la oscuridad, y rehúye de la luz casi en toda ocasión.
Capnolagnia
Esta filia es también bastante curiosa, porque tiene que ver con la excitación que muchos sienten al ver a otra persona fumando, normalmente en el caso de los varones con mujeres fumadores. Se han hecho estudios recientes para buscar la causa, aunque no se han llegado a conclusiones demasiado satisfactorias. Se sabe que puede tener que ver con la infancia, como la mayoría de esos deseos algo extravagantes. Pero lo cierto es que la capnolagnia es más común de lo que pensamos, un fetiche sexual muy actual.
Anortografofilia
Si eres de esos que no pueden soportar leer los mensajes del típico amigo que comete unas faltas de ortografía horrorosas, te resultará incomprensible que haya gente que llegue a excitarse con eso, pero la hay. De eso trata, de hecho, la anortografofilia, un fetiche que tiene que ver con la excitación y el deseo sexual al leer faltas de ortografía. Una de esas filias extrañas y seguramente inexplicables que muchos sentirán pero que no reconocerán jamás.
Electrofilia
Esta filia sí que es algo más conocida y común, sobre todo en aquellos que hayan practicado alguna vez el BDSM y es que se trata de utilizar pequeñas descargas eléctricas en busca de un placer mayor. Es algo comprensible, siempre dentro de unos límites, ya que esas descargas lo que provocan es una sacudida intensa, sobre todo en ciertas zonas erógenas, como los pezones, ayudando a que la excitación sea aún mayor.
Androidismo
Y llegamos a la última filia, una que seguramente vaya ganando adeptos en los próximos años. Se trata del Androidismo, el encontrar excitación en los robots de aspecto humano. Ya existen muchas muñecas sexuales con inteligencia artificial, y son muchísimos los hombres que las compran, porque buscan sentirse acompañados, aunque sea por una máquina de este tipo. Sin duda, una filia que puede poner los pelos de punta, pero que no será tan rara dentro de unos años.